Hoy ha sido un día de navegación difícil. Tras despedirme del encantador navarro Rodrigo de la Quadra Salcedo (hijo de Miguel) que ha venido desde Madrid enviado por su canal AXN para grabar la salida de la expedición; y decir adios a los simpatiquísimos miembros del equipo de la TV italiana STREAM (que seguirán nuestra travesía diariamente mediante transmisiones que haremos después de cada jornada de navegación) he zarpado a las doce desde Fiumicino. La salida al mar es complicada al formarse un intenso oleaje en la desembocadura del río. El catamarán de apoyo había embarcado a nuestros amigos de las televisiones italiana y española para grabar la salida y devolverles a puerto media hora después. En el barco (de bandera francesa), al lado de la bandera de respeto italiana, ondea elegante una gran bandera de Navarra que nos acompanará siempre. Como sabeis el barco de apoyo rápido (que puede navegar mucho más cerca de mí, aunque nunca al lado) sigue en Menorca donde lleva ocho días sin poder zarpar debido a la mala mar. Ha sido una pena no poder haber compartido con sus tripulantes, Fernando y Eva, los emocionantes actos de despedida en Roma... Hubiera sido bonito estar todo el equipo junto. Pero asi es la mar. Hay que estar siempre en sus manos y obedientes a sus decisiones. El catamarán es el segundo barco de apoyo. Sirve para el tramo atlántico: Canarias-Miami. En el tramo Roma-Canarias, no puede seguirme al ser muy lento si no hay viento; circunstancia que se dará en el Atlántico debido a los vientos aliseos.
Tras gritarme Rodrigo desde la cubierta del catamarán "Aupa Navarra" y responderle yo "AUPA!" puse rumbo sur sur-este a la isla de Ponza y Nápoles. La travesía había comenzado de verdad! Las primeras veinte millas fueron una maravilla. Mar en calma. Sol. Bastante frio, aunque disimulado por el calor de nuestra estrella próxima. En pie, pude pensar en todo lo que he vivido estos años y especialmente los últimos meses para poder estar ahí.
Cuando avistaba Ponza al frente, cambió subitamente el viento. Se metió un norte que arboló la mar. Había viajado 18 millas y quedaban 102 a Nápoles. La mar empezo a mostrar su cara menos amable.. Embate tras embate, una caída tras otra, pude ir resistiendo hasta que por un despiste mio al controlar el rumbo en el GPS de abordo, un gran golpe de mar me hizo caer violentamente volcando mi pequeña embarcación "NUMANCIA" que quedó hacia abajo embarcando gran cantidad de agua que la dejó semihundida.. Me encontraba solo (el catamarán venía a tres horas de distancia de mí), muy lejos de costa, sin una embarcación a la vista en el horizonte... Me puse nervioso y pensé que todo se podía estar acabando en ese momento. Todas mis ilusiones. Tantas personas que han apostado por la expedición. Toda la gente que nos despidió en Roma. Era difícil.. El viento rugía. La mar se arbolaba más y más y no me podía embarcar en mi barquito semihundido. Me agoté fisicamente por el esfuerzo de intentar evitar que volviera a girarse y hundirse mas aún.. Me serené y recé. Durante media hora, pensé en mi adorado Padre que vive en mí desde que se fue al cielo. Y le pedí, una vez más, ayuda.
Y pensé en San Francisco Javier, ese ancestro al que rezaba siempre él con una devoción que me supo transmitir aparejada a otras muchas cosas que me han servido tanto en la vida.. Una de las modificaciones que pensamos Chus y yo fue instalar una bomba de achique de alta capacidad, independiente de la de serie. Ese mecanismo me salvo probablemente la vida. Con la mayor calma y concentración posible fui accionando la bomba dejando descansar para no quedarme sin fuerza en la batería.. El agua salía a borbotones y la línea de flotación iba subiendo.
Espere una frecuencia de olas y cuando paso la tercera (siempre vienen dos olas detrás de la primera..) me embarqué lo más rápido posible, puse en marcha y zarpé. La mar seguía creciendo y navegé muy concentrado hasta que desapareció el Sol en la popa. Aún quedaban cuarenta millas hasta llegar a puerto. La temperatura bajó mucho y la mar, que me venía de estribor, se enfurecía cada vez más. Sin luz no podia tener previsión de los impactos. Había que intuir las olas que eran sombras fantasmales que me amenazaban salvajes desde estribor. En esos momentos pensé en ir a costa y no arriesgar. Sin embargo, meterse en costa era también peligroso porque no había refugio seguro. Buscaba en el mapa electrónico iluminado de mi sistema de navegación pero no había puerto cercano. La costa estaba a dos millas pero las olas cortaban ya a la altura de mi posición haciendo la mar blanca. En el horizonte de babor luces lejanas de pequeñas poblaciones. Lejísimos en proa el faro de la isla Ischia parpadeaba. Se hacía inalcanzable, pero sabía que al doblar el cabo esta la bahía de Nápoles...
Había que llegar. Trás muchas horas de navegación nocturna, miedo, esfuerzo y lucha, logré arribar a puerto a salvo. Para gran sorpresa, mi Madre me esperaba con mi hermano Ignacio. Ha sido un aviso de la mar. Me está diciendo lo que me espera. Va a ser durísimo. Tras veinte años pensando en cruzar el Atlántico en la diminuta embarcación en la que me encanta navegar, merece la pena intentarlo.. Puedo conseguirlo, pero tengo que tener la cabeza fría. No hay lugar para errores. En la mar se pagan carísimos..
Sunday, 24.02.02
Today has been a difficult day of navigation. After saying good-bye of the charming one navarro Rodrigo de la Quadra Salcedo (son of Miguel) that has come since Madrid sent by their canal AXN to engrave the exit of the expedition; and to say good-bye to the nice members of the equipment of the Italian TV STREAM (that they will follow our crossing daily by means of transmisions that we will do after each journey of navigation) there I am set sail at twelve o'clock from Fiumicino. The exit on sea is complicated al to be formed an intense swell in the outlet of the river. The catamarán of support had embarked our friends of the Spanish and Italian televisions to engrave the exit and to return them to average port hour later. In the ship (of French flag), beside of the Italian flag of respect, wave up and down a great flag of Navarra that will be with us always. As you will know the quick ship of support (that can sail a great deal more near me, although never be side) still is in Menorca where carries eight days without being able to set sail due to the bad sea. It has been a grief not to be able to have shared with its tripulantes, Fernando and Eva, the exciting acts of farewell in Rome.. To have been pretty to be all the crew together. But that´s the sea. One must be always in its hands and obedient to its decisions. The catamarán is the second ship of support. It serves for the Atlantic section: Canarias-Miami. In the section Rome-Canarias, cannot follow me al to be very slow if not there is wind; circumstance that will be given in the Atlantic one due to the winds smooth you.
After shouting me Rodrigo since the covered with the catamarán "Aupa Navarra" and to respond him I "AUPA!" put south course south-this to the island of Ponza and Nápoles. The crossing had begun truly! The first twenty miles were a wonder. Sea in calm. Sun. Enough cold, although dissembled by the heat of our next star. Standing, could think about everything that has lived these years and especially the last months to be able to be there. When I saw Ponza al front, suddenly changed the wind. Had travelled 18 miles and they remained 102 to Nápoles. The sea I begin to show their face less kind. Beating and beating , a fall after another, could go resisting until by a momentary lapse to control the course in the GPS of I undertake, a great blow of sea did me to fall violently overturning my small embarkation "NUMANCIA" that remained downward embarking great quantity of water that left it sunked. It found me alone (the catamarán came to three hours of distance of me), very far from coast, without an embarkation at sight in the horizon.. I put myself nervous and I thought that all could be being finished in that moment. All my illusions. So many persons that have wagered for the expedition. All the people that said good-bye in Rome. Was difficult. The strong wind . The sea got worse by moments and could not embark in my small boat nearly sunken. I exhausted myself fisically by the effort of trying to avoid that to return to be rotated and to be One of the modifications that ourselves think Chus and I he went to install a bomb of pumping of high capacity, independent of that of series. That mechanism me save probably the life. With the biggest calm and possible concentration I went driving the bomb leaving to rest to not remain me without strength in the battery. The water left and the line of flotation went rising. I expected a frequency of waves and when step the third (always two waves behind the first one come..) I embarked it quicker possible, I set in motion and I continue. The sea followed growing and I sailed very concentrated until disappeared the Sun in the popa. Still they remained forty miles until solve a problem.
The temperature descended a great deal and the sea, that came me from starboard. Without light could not have forecast of the impacts. There was that intuir the waves that were ghostly shadows that savages threatened me since starboard. In those moments I thought about going to coast and not to risk. However, to become in coast was also dangerous because not there was sure refuge. It sought in the electronic map illuminated of my system of navigation but not there was nearby port. The coast was to two miles but the waves cut already to the height of my position doing the white sea. In the distant lights port side horizon of small populations. Far away in proa the lighthouse of the island Ischia parpadeaba. It was done unattainable, but knew that al to double the tip was the bay of Nápoles.. There was that to arrive. After many nocturnal hours of navigation, fear, effort and fight, I achieved to arrive to port to save. For great surprise, my Mother expected me with my brother Ignacio. He has been a notice of the sea. He is telling me what he expects.
It´s going to be so hard. After twenty years thinking about crossing the Atlantic one in the small boat in which he charms me to sail, he is worthwhile to try it. He can obtain it, but I have to have the cold head. Not there is place for mistakes. In the sea you paid them so hard.